
Se van conociendo detalles de anuncios de ganaderías para las primeras
ferias y no existe novedad alguna para el aficionado. Esa debe ser lo
lamentable de la noticia, que apenas existen un refugio a la esperanza, a
la zozobra del sentimiento taurino de un cabal y exigente aficionado a
los toros.
Volvemos al mono-encaste y a las ganaderías cómodas, y solamente existe
un hilo de cambio con el anuncio a “bombo y platillo” de una ganadería
“torista” que apenas trae sorpresas para el gran aficionado. Por lo
tanto existe la estampa de la típica monótona comodidad en la que vive
la fiesta, por culpa de un empresario que lo permiten, unos toreros que
lo contratan, y unos ganaderos que silencian todo tipo de actos con tal
de que los intereses propios tengan prevalencia sobre lo general. Es
verdad siempre ha sido así, pero la fiesta no vivía la oscuridad y la
falta de atención que se vive en estos momentos. Hay que ser realistas,
estamos ante un espectáculo que sufre una cierta decadencia emocional,
estructural y artística enorme y nadie repara en solucionar aspectos
vitales para la fiesta.
Una monotonía en la comodidad de pensar que todo se arreglará por sí
sólo, con la llegada de un nuevo valor, o con la eterna idea de poner en
valor las virtudes o defectos de comparar otra actividad para sentir un
cierto anhelo de complejo por ser la actividad taurina otra víctima de
la situación económica del continente europeo. «Milongas» que no se
pueden tolerar por un digno aficionado a los toros, y que provocan
sonrojo verlas escritas a ciertos periodistas o algún aficionado que
tenía por sensato.
Para este año que acaba de entrar vuelvo a pedir al sector taurino un
poco de cordura y sensatez en los asuntos esenciales que trae causa este
periodo invernal, que motiven ilusión, esperanza, y sobre todo que
trabajen para que se fijen nuevamente las estructuras que deben ser el
soporte para una Tauromaquia del Siglo XXI. Al mismo tiempo los
aficionados debemos exigir integridad, orden y criterio en el sector, y
no aguantar la monótona comodidad en la que quieren que convivamos en
esta fiesta, tan culta como singular, tan artística como sentimental, y
tan llena de símbolos como para que debido a la insensatez de algunos, o
el desprecio de otros, se vayan diluyendo su vida en el tiempo del
olvido. Yo deseo salir de esa continuada monotonía en la que parece
vivir la fiesta de los toros, y si es este año; ¿dónde tengo que
firmar?. Lo firmó donde me digaís.
*Artículo del socio Juan Manuel Pérez Alarcón, publicado en su Blog.
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